Romerías de Mayo con impronta avileña

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Grupo Morón Teatro

La XXX edición de las Romerías de Mayo, celebrada recientemente en Holguín, volvió a ser plataforma propicia para que la obra de los avileños brillara y se colocara al centro de un amplio programa de actividades, que cada año muestra lo mejor y más valioso de la vanguardia artística en Cuba.

En esta oportunidad fueron el escritor Lioneski Buquet, el proyecto audiovisual infantil Ananá y la compañía D’Morón Teatro los responsables de ensalzar el nombre del terruño y regresar aquí con expectativas satisfechas.

De este modo, en el espacio Cámara Azul, uno de los más antiguos del certamen, que reúne a jóvenes creadores del audiovisual, destacó Ananá, bajo la guía de Lisset Quintana Veranes y Alexander Hernández Rodríguez, con una muestra de cortos de animación realizados por niños entre las edades de seis y 11 años, entre ellos, Albert Bryan González, César Alfonso Cujilema y Raime Javier Pérez Quintana.

Actores de Morón Teatro en la obra Medea de barro durante las Romerías de Mayo

Según Lisset y Alexander, la invitación fue una sorpresa, que marcó un punto importante en la consolidación de su trabajo, pues les permitió elevar sus conocimientos al centro de las charlas, debates y mesas de opinión relacionadas con el arte de la animación en el país, divulgar los resultados logrados hasta la fecha y aprender nuevos modos de hacer.

A su vez, el joven escritor Lioneski Buquet se sumó al maratón de lecturas, conferencias y charlas que hizo coincidir en tiempo y espacio a voces consagradas de la literatura en el país con otras noveles como las de Arletty Romero, Daniel Cruz y Yasmani González.

Con una obra ya conocida y aplaudida en el marco de las Romerías de Mayo llegó D’Morón Teatro, cuyas estatuas vivientes de barro le han ganado un lugar cimero en el panorama nacional. De acuerdo con las opiniones compartidas en la red social Facebook por Orlando Concepción, director de la compañía, la cita fue una fiesta que le permitió reencontrarse con un público conocedor del repertorio de la agrupación.

El cronograma seguido incluyó la visita a comunidades y la presentación de los espectáculos Tin Marín y Zanquipayasos, así como un compendio de las estatuas vivientes de barro que han protagonizado obras presentadas con anterioridad en este mismo espacio, una suerte de homenaje a los 30 años del Festival Mundial de Juventudes, como también se le conoce al certamen.